Estropeada



Fotocopias, fotocopias mal hechas.
¡No paran de salir! La máquina está rota.
La misma copia, una y otra vez, y una y otra vez.
Todo lleno de copias raras, ¡todo repleto!
¡Lo invaden todo!


No le queda tiempo, escasos 2 meses.
El tumor la matará.


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martes, 27 de abril de 2010 en 3:28 , 0 Comments

Agobio, ergo sum




Estoy agobiada, tensa... Mi nivel de nerviosismo aumenta por momentos; ¡y con esa voz de fondo que no para! ¿Quién me mandó a meterme en esto? ¿Quién? No me hacen caso. No sé cuántas vueltas he dado ya.

¿Por qué me metí en el carril central de esta rotonda?




lunes, 26 de abril de 2010 en 12:24 , 3 Comments

Cuarenta y cinco

Vuelta de andar por la montaña, tres horas de recorrido cansado.
Salida a la esquina a por algo que cenar.
Tú en casa, no está lejos, que vayan ellos.
21:00.
Recoger las cartas.
Ordenar la mesa.
Estás cansado.
21:10.
Ver la tele.
Telediario, no.
¿No hay telenovela?
21 Días Comiendo Morcillas, tampoco me gusta.
No hacen nada. 
21:25.
Internet.
Msn, nadie de interés.
Portada Marca: "¡Pellegrini fuera!". Fanáticos pesados.
Photoshop un rato.
Todavía no han vuelto.
Se habrán ido a otro lado.
Pensar algo para el Blog.
Video del "Gato Mariachi", video del "Gato OMG", video "Él Hámster", sesión diaria de Pitito...
Me aburro.
21:40.
Preocupación.
¿Dónde habrán ido? ¿Les habrá pasado algo?
Sólo era ir a la esquina, ¿Mucha gente?
Vuelta a la tele.
¡Mentalista!
Capitulo repetido.
¡Perdidos!
Era a las 19:30.
Mierda de Cuatro. Cambia la programación sin avisar.
21:45.
Preocupado.
No hay nada en la tele, ni porno.
21:46.
Preocupado.
No hay nada ni en las casas de los vecinos, luces apagadas y cortinas cerradas.
21:47.
Preocupado.
Si no llegan a las diez menos diez les llamo.
21:49.
Timbre.
Vas a abrir.
Suben con la cena.
45 minutos esperando a que el indio les hiciera cinco kebabs...
Si, 45 minutos nada más.
Mi kebab ya está frio.
Pienso en quemarle el local en tan solo 45 segundos.



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miércoles, 21 de abril de 2010 en 7:46 , 3 Comments

Las llamas


En aquellos momentos sólo quedaban unas cuantas brasas de lo que había sido un fuego pasional...
Las risitas, los susurros, los gritos... fueron los principales platos de la noche.
Ahora sólo quedaban los rescollos de una intensa llama...
[...]
¡Ey gente! ¡Aquí quedan brasas pa' hacer aún medio cordero!

domingo, 18 de abril de 2010 en 8:33 , 1 Comment

Paz

Soldados que parten, soldados que se van.
Van dejando su sombra por donde quiera que pasan, su sombra da esperanza y libertad.
Atrás dejan la tristeza de sus familias que rezan por ellos y las de sus enemigos abatidos, cansancio y muerte. Familias arrancadas de su compañía.
Una doble agonía que no podrá ser recompensada.

Muerte.

¿La guerra da libertad? ¿La muerte da esperanza?
Dónde quedó la razón y el diálogo.

jueves, 15 de abril de 2010 en 8:52 , 0 Comments

El museo




Intento abrir los ojos, me cuesta trabajo, como si mis párpados pesaran demasiado. Noto un ligero escozor, cada vez se intensifica más, primero alrededor de los ojos, después va extendiéndose, me queman, toda la cara me duele. Ahora noto punzadas de dolor en las muñecas, también en los tobillos. ¡Dios! cada vez me duele más, el dolor va haciendo mella en mi cuerpo, asciende de los tobillos por toda la pierna, baja hasta el último de mis dedos del pie, con las muñecas pasa igual. Mi cabeza no se sostiene, el pelo me tapa toda la cara, lo sé porque me hace cosquillas en las mejillas. Pero mi cuello, oh, mi cuello está dolorido. El dolor es insoportable. Abro los ojos poco a poco, veo borroso, la luz me ciega. Parpadeo un par de veces. Sólo veo una pared blanca. Empiezo a oler, huele a putrefacción, el hedor se hace intenso por momentos, va quemando mis vías nasales. Estoy apoyada contra una pared, sin embargo mis pies no tocan el suelo. Ladeo la cabeza para mirar mis manos, inmóviles, intento mover los dedos pero no siento nada a parte del profundo dolor. Estoy mareada, pero consigo aclarar mi vista para conseguir ver mis muñecas. ¡Mierda! ¡¿Qué coño…?! Estoy clavada a la pared por unos gruesos clavos. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? Empiezo a sollozar. Enseguida me doy cuenta de que sucede lo mismo con mis pies. Estoy en la posición del hombre de Vitruvio, de ahí la tirantez. Mis músculos se están empezando a desgarrar, no aguanto más. Miro aterrorizada a mi alrededor, el hedor es muy intenso, huele a corrupción. ¡Joder! Hay cadáveres en la misma posición que yo, colgados en la pared. ¿Qué mierda es esto? Por Dios, ¿dónde estoy? Recuerda, recuerda. Mi memoria tiene lagunas, no consigo centrarme. Creo que cogí un taxi, sí, eso es. Le di la dirección al taxista… ¿qué más?, ¿qué más? Oh, Dios. El taxista paró en una fábrica abandonada, le dije que se había equivocado. Se giró y me miró, sonrió, sonrió sarcásticamente. Yo me asusté y le dije que lo dejará que no pasaba nada, ya buscaría yo el lugar exacto. Él no dijo nada, yo baje del coche. Nada más, no recuerdo nada más. Me estoy desgarrando, mis ingles no aguantan más, mis tendones van a romperse. Muerdo mis labios para no gritar, aprieto fuerte. ¡Joder!, ahora también me sangran los labios. Oigo pasos, alguien se acerca caminando despacio. No, por favor. Las lágrimas van cayendo por mis mejillas. No quiero levantar la cabeza, no quiero ver esos cadáveres putrefactos. Ya está aquí. A pesar de no verlo noto su presencia, está enfrente de mí, me mira. No habla, no me dice nada. Intento no levantar la cabeza, la tentación es fuerte, quiero verle la cara a ese hijo de puta. Pero me resisto, intento no llorar, es mejor que piense que sigo inconsciente. Él permanece callado, da unos pasos hacia mí. Ahora puedo verle los pies, lleva unos mocasines negros. Mi carne se está desmembrando. Muerdo, de nuevo, mis labios para no chillar. Él hombre estalla en una carcajada:
-Mírame, guapa –es la voz del taxista. Ahora recuerdo. Oí la puerta del taxi. No me volví, se acercó por detrás, entonces dijo: Bonita pieza de museo.
Levanto lentamente la cabeza. Clavo la mirada en sus ojos. Identifico deleite en su mirar, está entusiasmado. Respiro hondo. El hedor irrumpe en mis fosas nasales, mis pulmones se hinchan. Dolor, dolor en todo mi cuerpo. Miedo y nauseas.
-¿Te encuentras bien, pequeña?
Comienzo de nuevo a sollozar. Intento hablar. Al fin consigo mascullar:
-Por favor, no me hagas daño.
Extiende su mano hacia mi cara. Aparto mi mejilla con una mueca de terror. Él no insiste, retira la mano. Vislumbro ofensa en su rostro.
-Tranquila, no me temas. Hoy debo agradecerte muchas cosas. Eres la pieza clave de mi museo, la que me dará la fama. Meses de trabajo para culminar contigo, preciosa. Toda una obra de arte. Has pasado a ser mi favorita.
¿De qué coño habla? Es un jodido psicópata. ¿Está haciendo un museo de muertos, de putos muertos corruptos? Las aletas de mi nariz vibran, mis labios tiemblan. Me duele todo, me estoy destrozando. Noto romperse algunos tendones. Aprieto los dientes con fuerza. ¿Cómo es que nadie ha echado en falta a esas personas? ¿Por qué no han salido en los periódicos? Lo vuelvo a mirar a los ojos. Sí, siente pasión por lo que hace, como alguien que admira su cuadro después de pintarlo. Me apetece escupirle, gritarle, siento rabia, mi vida no puede acabar así.
-En cuanto me echen de menos vendrán a por ti, pedazo de cabrón –no sé si me ha entendido. He mascullado las palabras intentando no romper a llorar.
-Lo sé. Es lo que quiero. El mundo ya puede admirar mi obra de arte. He trabajado con personas sin techo, con vagabundos, para que me dejaran acabar mi trabajo. Ahora ya he terminado y necesitaba a alguien como tú, con familia y esas cosas, para que te busquen y te encuentren aquí. Entonces te observarán, no sólo a ti, sino a toda mi obra, a mi museo. Por fin voy a conseguir la fama que tanto ansiaba.
Estoy perdida. Este loco no se va a echar atrás.
-He pensado que podría sacarte cuidadosamente los ojos y clavarlos con alfileres a las palmas de tus manos. ¿Has visto el laberinto del fauno? Queda asombrosamente bien. Tranquila, no te haré sufrir, no tengo nada contra ti.
Mi respiración se acelera. Estoy a merced de un psicópata. Vomito, el terror me ha invadido. Él me observa. Ahora se va. Se ha ido. Estoy aterrorizada, nadie me encontrará a tiempo. Oigo sus pasos, vuelve. Lleva una navaja. Se acerca. Intento suplicarle, pero no puedo, estoy bloqueada. Apoya la hoja de la navaja en mi garganta, con la otra mano acaricia mi pelo.
-Tú serás mi obra maestra, la niña de mis ojos –me habla con cariño, la dulzura se refleja en su rostro.
Apenas siento la navaja sesgar mi cuello. La sangre cae con fluidez, cálida, vital. Mis ojos comienzan a cerrarse, lucho por no dormirme, no puedo dejar mi vida en manos de un artista loco. Mi camiseta se empapa en sangre, el sueño me invade. Mis párpados caen. Oscuridad.

en 5:58 , 2 Comments

El Concubino




Una vez tenía la barriga llena de marisco, me dispuse a llenar mis pulmones del negro alquitrán con un ducados (como recomendaba mi abuelo después de una comida copiosa).

Más rápido de lo que lo había hecho el resto de la velada, el camarero se plantó ante mí y me comunicó que el humo allí era un cliente no deseado. Me disculpé ante el resto de los comensales por mi humeante ausencia y salí.


En la puerta de aquel restaurante conocí a Blanca.


El humo nos unió...

Desde entonces soy devoto de Cupido y votante del PSOE.



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viernes, 9 de abril de 2010 en 3:54 , 2 Comments

La señorita rizos

Mi vida es tranquilidad y algo de felicidad. Mis necesidades básicas están colmadas sin esfuerzo. 

Ayer me quedé encerrada en el aseo. Oí de repente un gran estruendo que me provocó gran pavor, me mee en el pasillo (mi vejiga es muy sensible), me metí al aseo corriendo, cerré la puerta sin querer y al rato me di cuenta ¡ESTABA ENCERRADA EN LA OSCURIDAD! Ahí me toco esperar hasta que vino Jesús, abrió la puerta y se asustó al verme salir corriendo.

Me han sucedido cosas así de sorprendentes alguna que otra vez. 

Un día me dejaron en la calle, quiero pensar sin querer, cerraron la puerta y me quedé en la escalera, Jesús vino a abrirme porque oyó algo en la escalera....Era yo. Cuánto tiempo sola y en la oscuridad.

También me han encerrado en habitaciones, las de Elena y Jesús, así son, sé que es sin querer. Menos mal que en estos sitios tienen una mullida cama donde poder descansar y gozar.

Otro día fuimos a comprar el pan y me dejaron en la panadería, tuvieron que volver a por mí al rato, notarían que algo les faltaba.

Gracias a alguna divinidad suprema, o la divina suerte, el 90% de ocasiones está mí salvador Jesús para liberarme...




Trufa me llamo.

jueves, 8 de abril de 2010 en 8:00 , 1 Comment

Carretera al pasado


Jacob andaba despreocupado por el arcén de una carretera, sabía de la protección de los matorrales a su izquierda. Decidió cruzarla al ver cierto movimiento al otro lado del arcén, en ese preciso instante vio un ser gigante con dos luces amarillas que se le acercaba veloz, estaba deslumbrado, le entró pavor y se quedó parado. Aquel ser desvió su trayectoria y le pasó rozando, se salió de la carretera y empezó a dar vueltas hasta que paró desprendiendo humo y deformado.

Tras unos instantes el silencio volvió a reinar. Jacob perdió el miedo y se acercó por curiosidad, ya solo desprendía una luz. Vio dentro del ser otro ser inmóvil, uno de los bípedos peligrosos, era de los más ágiles, los jóvenes, y estaba inmóvil, inerte. Al no ver nada más de interés para él, un humo asqueroso y un sonido artificial a intervalos que le molestaba, se alejó en busca de comida.

Lo que Jacob no sabía, ni sus largos bigotes y ojos brillantes que atravesaban la oscuridad, era que el ser bípedo en su anterior vida le había asesinado por dinero. Acababa de pagar por ello, Temis había hablado.

miércoles, 7 de abril de 2010 en 6:03 , 0 Comments

Fantasía o realidad

Lo quería, lo admiraba, me atraía y él ajeno a todo, pensando que lo veía como un simple amigo. Una angustia se apoderaba de mí a la hora de ser realista, porque sabía que nunca lo conseguiría, sentía impotencia, desconsuelo. Pero cuando me hacía ilusiones era la mujer más feliz del mundo, porque a veces veía esperanza, porque una sola sonrisa me ilusionaba.

Lo veía inalcanzable, para mí él era perfecto: guapo, inteligente, simpático... Sus ojos tristes me decían tanto… su pelo revuelto me incitaba a enredar mis dedos, sus labios carnosos… morderlos me parecía poco. Y luego estaba su forma de ser, sí, era un chico atípico pero eso era lo que más me atraía, no sé explicar, no cuento con palabras…

No me quedó por cumplir fantasía alguna, en mi imaginación, aquella que antes volaba, fui suya cada noche, me perdía entre sus sábanas blancas… Pero luego despertaba y él allí no estaba, entonces, al ver su ausencia en mi cama vacía, la tristeza volvía.

Un día me lo dijeron, todo aquello fue un sueño, yo no quise creerlo, él existía, yo lo había deseado, yo lo deseaba. Fruto de tu imaginación, un espectro nada más. Enloquecí, era imposible, intenté recordar alguno de sus abrazos. Hurgué en mi memoria y entonces supe que decían la verdad, fruto de mi imaginación, un juego y nada más. Las noches imaginadas ya no estaban allí, ya ni siquiera contaba con eso, ahora todo era más imposible, ahora él ya nunca me pertenecería. Todo empezó en un sueño, donde él apareció y desde entonces yo en mi vida lo introduje, lo fui haciendo real hasta llegar a creer que él existía de verdad. Llegó el momento y desapareció, me lo dijeron, me dijeron que no existía. Pero qué más daba lo que dijeran, para mí sí que existía. Y ahora, sola entre cuatro paredes blancas acolchadas, él es mi única compañía.



martes, 6 de abril de 2010 en 5:31 , 0 Comments

Presentación

Somos tres eternos aprendices, grabamos nuestras confesiones con una pluma y algo más. Tinta dicen que es, pero el que escribe bien sabe que hay algo diferente.  Sentimientos son,  poesía,  sangre en un papel que hace que le de vida.

Nuestro objetivo es crear historias como susurros que llegan al corazón, microrrelatos con pasión. La promesa es la consistencia y dedicación al blog, prometemos tres microrrelatos a la semana.



lunes, 5 de abril de 2010 en 11:50 , 0 Comments