Eternamente tuya

 (Se recomienda escuchar la canción "Vengeance is mine", que tenéis en el reproductor de la derecha, mientras se realiza al lectura de este relato)

Caminaba despacio, detrás de la negra muchedumbre. Su mirada estaba perdida, únicamente miraba el ataúd de vez en cuando con un nudo en la garganta. Su rostro demacrado reflejaba tristeza, tormento, un rostro sin vida con unas notables ojeras por las que ya no corrían lágrimas. Ya no podía seguir llorando aunque la angustia era tal que la carcomía por dentro.

Levantó despacio la cabeza para mirar al cielo, un cielo negro, negro como la muerte.

A la procesión acompañaba una melodía de llantos, unos más exagerados que otros; susurros; lamentos...pero estaba segura de que nadie sentía tanto aquella muerte como ella.

Miró a su marido, era uno de los que portaban la caja fúnebre. Maldito cabrón, quedaría impune. Ella apretó los puños, se arrepentía, se arrepentía de la decisión que había tomado en el último momento. Treinta años de maltrato para terminar así, lo que ella, equivocadamente, pensaba que era su única salida.

Desgraciada hasta el último instante. No, no había último instante, su desgracia continuaba. Dividida en dos: su cuerpo sin vida en la caja de madera y su alma errante vagando por este mundo. ¿Qué haría ahora? Permanecer al lado del que, indirectamente, había sido su verdugo.

Nunca debío haber rasgado las venas de sus muñecas con aquella cuchilla, nunca debió haber tomado el camino "fácil". Ahora todo era más complicado. ¿Por qué no lo denunció? ¿Por qué fue tan cobarde hasta el punto de llegar a quitarse la vida por aquel otro cobarde?

Cerró los ojos, luego miró al ataúd y después a su marido. Ahora la eternidad los unía.

Allí nadie la veía. ¿Quién tomaría justicia por ella?

Se acercaban a darle el pésame a su marido. Qué buen actor era.

Ella había cometido la estupidez de quitarse la vida, hecho por el que su alma pagaría eternamente. La muerte no fanalizó su camino, el calvario seguía.

 Cuando todos habían dado el pésame a su marido ella se puso enfrente de él.

 -Seré eternamente tuya, como tú siempre quisiste. Mi infierno continúa y comienza el tuyo -sonrió de medio lado.

jueves, 7 de junio de 2012 en 9:59

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